jueves, 21 de mayo de 2009


EL CICLISTA
Ya hace años lo veía en su bicicleta varias veces al día por diferentes pueblos lo cual me sorprendía y me llenaba de curiosidad, de manera que hoy puedo escribir su historia. Al principio quise sacarle unas cuantas fotos lo cual rechazó instantáneamente, decía que ya había rechazado también la propuesta de la prensa local. Un día que fuimos al bar de Pepe Baleiros se produjo un encuentro con él ya que estaba allí vendiendo cupones de la Lotería Nacional. Pepe estuvo un buen rato intentando convencerlo y consiguió que yo pudiese hacerle esas fotos no sin antes prometerle que solo las utilizaría en el ámbito estrictamente privado. Me dejó hacerle unas fotos de camino al faro tal y como él había decidido. Pasaron muchos años, hasta comienzos del 2007, cuando a mi se me ocurrió la idea de recopilar historias de Corrubedo y sus habitantes que fue cuando me concedió una entrevista en el bar del puerto.

Por tanto: Su nombre completo es Ramón Aído Romero, edad: 83 años, Hijos: 7 de los cuales 4 son varones y 3 hembras. Su estatura es difícil de describir, debido a que la mayor parte del tiempo está doblado encima de su bicicleta, y antes de que uno se de cuenta ya ha pasado de largo – se lo explico más claro: mi estatura es de 185 cm y le llevo bien una cabeza! Desde hace 70 años reparte con su bicicleta participaciones de la Lotería Nacional. Su ruta de reparto es desde Ribeira hasta Pobra y hasta Corrubedo. Antaño iba incluso a Santiago de Compostela en bicicleta para recoger allí sus participaciones de la Lotería. Desde que lo operaron de una hernia, a día de hoy solamente conduce pequeños trayectos y repartiendo solamente a un círculo muy limitado de clientes o sino uno de sus hijos o nietos lo acercan en coche; y es que ¿cómo va a dejar por completo el reparto? Mientras yo lo entrevistaba para la historia un chica joven estaba vendiendo los recibos de la Lotería Nacional, por lo que el cambio generacional de su negocio ya está de pleno en marcha!
Tenía la intención de preguntarle la próxima vez que le viese cuántos kilómetros habría recorrido con su bicicleta a lo largo de su vida y casi seguro que me lo hubiese dicho con exactitud, pero desgraciadamente esta pregunta tendrá que quedar sin respuesta ya que nuestro ciclista nos ha dejado. Espero que allá donde esté siga teniendo la voluntad y la energía que a todos nos mostró.

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