viernes, 7 de mayo de 2010


RELATOS BREVES TRÁGICOS
Bajo este título quiero narrar brevemente el destino de algunos habitantes de Corrubedo.
Hace años una mujer vendía diariamente, durante veinte años, en Corrubedo y en Teira pescado fresco en un carro. Era una mujer resuelta y muy corpulenta cuya constitución imponía y a veces hasta daba miedo.
Un día fue atropellada por un coche y tuvo que dejar definitivamente su actividad de venta. Como si no le hubiese llegado este palo del destino, sus dos hijos tampoco le dieron muchas alegrías en la vida, pues como cuentan, los dos están en la cárcel por delitos de drogas y otros hechos delictivos. Durante muchos años estuvo postrada en una cama y falleció hace medio año.
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El pequeño delincuente Jorge, conocido por todos en el pueblo, entró después de muchos delitos en la cárcel; allí enfermó sin cura de diabetes y fue enviado a casa casi ciego, donde finalmente falleció.
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Muy tarde aprobó Abelardo su examen de conducir, se compró un coche de segunda mano y andaba cual loco por la zona; muchas veces incluso en estado ebrio, como ocurrió en un viaje a Milladoiro a la casa de determinadas señoritas. Se llevó 5 o 6 coches que estaban aparcados por delante y en el análisis que le hicieron en el hospital daba que había tomado cuatro o cinco cubalibres ( la mayoría de nosotros creemos que fueron por lo menos el doble ) Desde esa noche está sin permiso de conducir. A mi pregunta si pensaba sacar de nuevo el carnet de conducir me contestó que sin coche ya no tenía sentido.
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Juan, también llamado Juanito, es un marinero que siempre que tenía permiso en tierra, le sacaba buen partido y aprovechaba para llenarse en el menos tiempo posible de alcohol. Así ocurrió también cierta noche en el bar de Cristo. Se balanceaba al salir, posiblemente para irse a casa, y un momento después llegó Michael el inglés balanceándose y tarareando que Juan estaba entre dos coches y que no emitía ni un tono, como si estuviese muerto. Cristo y dos clientes salieron pitando hacia el lugar, sacaron al borracho bebido de allí y lo acompañaron hasta su casa. Al día siguiente averiguamos que Juanito había escapado de nuevo de su casa por una ventana y que entonces se cayó junto al bar “O Pósito” por una roca al lado del mar y que fue encontrado casualmente por Domingo, el carpintero, en un charco de sangre y llevado rápidamente al hospital. Si lo hubiesen encontrado un poco más tarde se hubiese desangrado debido a la lesión craneal que tenía! Después de mucho tiempo averigüé que ya no pertenece a los bebedores empedernidos.
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Otro marinero no tuvo tanta suerte. Francisco, un ciudadano joven y agradable, llamado también “Velocidad” ( porque pasaba flechado en su moto por el pueblo), trabajaba de maquinista en un barco que se hundió de pronto en un puerto portugués. Se ahogó en él. Los buceadores de salvamento lo encontraron ya muerto. Todo el mundo que se enteró de Corrubedo estaba muy afectado y guardaron luto por el simpático marinero.
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Al conductor de ambulancias llamado “el Toro” ( un hombre fuerte y corpulento) le esperaba un trágico final. En una visita con amigos a una fiesta en Ribeira estaba bajo una carpa cerca de una caja de resistencia eléctrica, de pronto le dio la corriente muriendo en el acto.
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