lunes, 6 de julio de 2009


AMADO
Hace años vivía en Corrubedo en la penúltima casa a mano izquierda saliendo de la calle Buenos Aires un hombre muy bajito y su madre. Sus características físicas eran una barba que le cubría todo la cara y una estatura aproximada de 1,55 m. Llevaba siempre un bastón muy delgado. (Recuerdo a mi profesor que tenía un bastón hueco siempre preparado encima de su tarima). Casi todos los principios de mes aparecía en el bar de Cristos para emborracharse; le bastaban dos o tres chupitos para alcanzar ese puntillo, entonces a veces se volvía un poco agresivo golpeando con su bastón encima de la barra del bar o a alguna persona que estuviese cerca, todo esto ocasionaba normalmente un tumulto. Una vez le dio con el bastón a Cristo que acto seguido le dio un empujón al hombrecillo en el pecho, de forma que el hombre acabó al otro lado del bar pegado a la pared, cayó al suelo y quedó allí tumbado.
Una noche lo llevé en coche ya que su casa me pillaba de camino a la mía. Aún casi no se había bajado y se puso a golpear con el bastón en el capó de mi coche. Desde entonces nunca más lo llevé en mi coche, aunque me lo haya pedido insistentemente. Hace unos años se marchó con su madre de Corrubedo y según me contaron también de Galicia.

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